Debido a la situación de emergencia por la que están transitando India y Sudáfrica como consecuencia de la pandemia por Covid-19, diversos países pertenecientes a la Organización Mundial del Comercio (OMC), han puesto sobre la mesa el cuestionamiento si es necesario o no suspender de manera provisional las patentes de la vacuna SARS-CoV2.
Lo inesperado de esta iniciativa, ha sido la postura del primer mandatario estadounidense Joe Biden, quien la semana pasada se pronunció a favor de la suspensión de derechos de la propiedad intelectual de la vacuna.
Sin embargo, diversos líderes de la Unión Europea intervinieron en contra de la iniciativa, pues al igual que la industria farmacéutica, argumentan que el suspender las patentes no es el factor limitante para combatir la pandemia, sino las capacidades de fabricación y los altos estándares de calidad.
Angela Merker, canciller alemana expresó mediante un correo electrónico que el plan de Estados Unidos, crearía “complicaciones graves” para la producción de vacunas. Asimismo, la industria aseguró que sin el incentivo de las ganancias derivadas del gasto en investigación y desarrollo, es posible que los fabricantes de medicamentos no se muevan de manera tan agresiva para fabricar vacunas en el futuro.
Por su parte, Emmanuel Macron, aseveró que el principal problema de la escasez de vacunas no está en la propiedad intelectual de las patentes, sino en la distribución de las dosis. Hizo hincapié en que ninguna acción debería castigar económicamente a las empresas que inventaron la tecnología de la vacuna.
En este orden de ideas, diversas instituciones de la Comisión Europea no se cierran a negociar una eventual retirada de las patentes de vacunas, pero desde Bruselas se ve más útil, a corto plazo, una transferencia voluntaria de tecnología con acuerdos entre distintas farmacéuticas para incrementar la producción.
Tras el debate inicial, los jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea, pactaron en la cumbre de Oporto una respuesta al presidente norteamericano, sosteniendo que la solución a corto plazo para erradicar la falta de dosis en los países pobres, será que Estados Unidos y Reino Unido pongan fin a la prohibición de exportar vacunas e ingredientes.