Fuente: Milenio Diario
El sargazo es un conjunto de algas marinas que habitan principalmente en el Océano Atlántico y una nueva zona, al norte del ecuador terrestre, donde se acumulan frente a la costa de Brasil para adentrarse en el Caribe, sin embargo, en los últimos años han tenido un crecimiento acelerado y se han esparcido, abatiendo contra las costas de muchos países del oeste de África y el Golfo de México.
El impacto negativo que ha producido este fenómeno natural se puede observar desde la salud del ecosistema local, hasta la economía de las regiones afectadas. El problema comenzó a empeorar durante el 2011 y prevalece hasta la actualidad.
De hecho, la llegada de más de cinco mil toneladas de sargazo al mes, que se estanca en las playas mexicanas del Caribe, llevó a especialistas marítimos a considerar a la macroalga como una de las pandemias naturales de la época.
Bajo este panorama, existen proyectos de mitigación que incurren en el uso del sargazo como fertilizante, además de otras alternativas que implementan metodologías para transformar este conflicto medioambiental en biocombustibles.
Tal es el caso de la empresa mexicana Nopalimex, la cual después de varias investigaciones logró convertir el sargazo en un combustible renovable, cuyo desarrollo se encuentra en trámite de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI). El proyecto está listo para comenzar a implementarse en la Riviera Maya; y aseguran que su operación podrá reducir la acumulación en tierra del alga.
En este contexto, Miguel Aké Madera, director técnico de la mencionada empresa, explicó en una entrevista, que el biogás se obtiene mediante un proceso anaerobio al que se somete el sargazo, pero antes se realiza un pretratamiento que es la limpieza de la arena y la alta cantidad de sal que trae.
Y cuando se desea producir energía eléctrica, pasa a otra fase, en donde se vuelve a limpiar para que el contenido de metano sea al menos de un 75% y así impida que dañe al motor del generador eléctrico; en la última fase está el proceso de mayor limpieza del sargazo (97%) y con ello se genera el biocombustible vehicular
Finalmente, cabe señalar que dentro de las ventajas del combustible vegetal, están la reducción de algunos efectos contaminantes ya que elimina en un 100% las emisiones de CO2 y reduce la producción de hollín entre un 40% y un 60%.