La entrada en vigor del nuevo tratado de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC), trajo una integración económica inesperada, a pesar de las caóticas consecuencias económicas provocadas por la pandemia, ya que toda negociación comercial, también trae consigo intercambio de tecnología, de conocimiento y de normativas que fortalezcan al sector tecnológico.

En medio de este panorama, México se verá obligado a invertir en tecnología para competir en el campo tecnológico y así dar respuesta a las nuevas exigencias del mercado. Sin embargo el éxito, o fracaso, del T-MEC dependerá de lo que suceda en el ámbito digital y en el posicionamiento global de América del Norte al respecto.

Si bien es cierto que México se beneficiará de la democratización del comercio digital, también lo hará a través de mejores prácticas internacionales que permitirán, en el largo plazo, cerrar las brechas actuales.

El capítulo digital del T-MEC es fundamental ya que engloba el marco jurídico que brinda la certeza legal para las PyMes, que actualmente generan el 72% de los empleos en el país.

En este contexto, el contenido digital del tratado permitirá:

  1. Promover el comercio electrónico transfronterizo, con el objetivo de que consumidores y productores se sientan incluidos.
  2. Respetar los derechos de propiedad intelectual, evitando las cuotas de contenido en plataformas digitales ya que la región es una potencia creativa en tres idiomas, a diferencia de China.
  3. Prescindir de regímenes tributarios discriminatorios.
  4. Fomentar la competencia efectiva y reguladores independientes en materia de telecomunicaciones.

Lo anterior no significa discriminar entre un sector empresarial y otro, sino crear valor agregado que permita que la manufactura, agroindustria y servicios se desarrollen proporcionalmente con base en la innovación y el conocimiento.

En síntesis, el T-MEC debe impulsar la integración tecnológica, promoviendo la revolución digital a través del comercio y transacciones electrónicas, así como el diseño de las manufacturas.

Y aunque los tres países ganan con este acuerdo estratégico, México es quien obtiene mayores beneficios, si fomenta la excelencia logística del cruce fronterizo, aeropuertos, ferrocarriles y puertos de excelencia.

Conclusión:

Las oportunidades económicas que han surgido como consecuencia del Covid-19 evidencian que la tendencia tecnológica sólo va a acelerarse al privilegiar la confiabilidad de las cadenas productivas y la economía digital, lo que se traducirá en una inminente integración económica en América del Norte.