Fuente: El Economista

Tom Hanks ha vuelto a poner sobre la mesa el tema del uso de la inteligencia artificial (IA) en la industria del entretenimiento, ya que, la semana pasada, el reconocido actor publicó en su cuenta personal de Instagram, una alerta a sus seguidores sobre un anuncio que aparentemente utilizó su imagen para promocionar un plan dental, enfatizando por medio de esta plataforma que la imagen del citado comercial era en realidad una creación generada por IA y que nunca otorgó su consentimiento para su uso.

Asimismo, Hanks resaltó las preocupaciones legales que surgen en relación con; la capacidad de la IA para recrear a cualquier individuo, en cualquier etapa de su vida; la propiedad intelectual y; quién tiene el derecho de controlar y beneficiarse de estas representaciones generadas por la IA.

En este sentido, una de las principales inquietudes en la industria del entretenimiento es cómo la IA podría permitir que versiones falsas de actores continúen actuando de manera indefinida, siendo esta una de las razones por las que se atenuó la controversia sobre el uso de la IA en el entretenimiento, cobrando relevancia en medio de la huelga de escritores estadounidenses, la cual recientemente llegó a su fin.

Cabe mencionar que, dentro de las áreas de conflicto durante la mencionada protesta, se encontraba el miedo a que la IA, sin regulación, pudiera socavar el trabajo de los creativos. Y es que, los programas de IA generativa irrumpieron con fuerza en la industria a finales del año pasado, demostrando su capacidad para crear ensayos, poemas y conversaciones a partir de breves indicaciones.

Resulta innegable que los modelos de IA han añadido funcionalidades como la de generar imágenes digitales por encargo, lo que hace temer que la tecnología se utilice para crear fotos y videos falsos que engañen a la gente haciéndoles creer que son reales. Lo anterior se da bajo un contexto en donde, hasta el  momento, no hay una regulación suficiente que impida a las empresas utilizar la inteligencia artificial sin ningún control y, generalmente, con fines poco éticos que vulneran los derechos de los artistas.